La estrechez y sinuosidad de la calzada ha venido desde entonces siendo la misma y eso en más de nueve kilómetros que separan Uña de Brime. La única intervención de mejora con la que ha contado la vía fue cuando hace décadas se reforzó el pavimento con aglomerado asfáltico y desde entonces con una periodicidad anual, algunas veces, se han venido practicando mejoras de parcheo. Es precisamente la estrechez de la vía y el estado del pavimento el argumentario de peso con el que la Diputación presentó ante la Junta la solicitud de urgencia de las obras. Las deficiencias de la vía, indicadoras de su peligrosidad, se basan en la estrechez, con una calzada de 4,20 metros y arcenes a ambos lados de 0,40 metros, que dificultan el cruce de dos vehículos, especialmente si estos son pesados. «El estado de la superficie de rodadura es muy deficiente, lo que exige operaciones constantes de bacheo, a pesar de las cuales, la existencia de baches es casi continua, lo que origina averías en los vehículos que circulan por ella», alega la Diputación.