El centro municipal de recogida de animales abandonados registró en 2011 un 5,5% de ingresos menos que en 2010 y, aunque el número de animales copó la capacidad de las instalaciones, las adopciones evitaron que se produjeran sacrificios.

La Concejalía de Medio Ambiente confirmó el viernes en la comisión informativa de área que durante el año pasado el centro municipal de recogida de animales abandonados «gestionó 85 perros, cifra ligeramente inferior a la de 2010, que fue de 90 canes». De esos 85 perros, 61 fueron adoptados no teniéndose que sacrificar ningún animal por haber superado la capacidad máxima del centro. Los 24 perros que quedan en existencia, no todos ellos están las instalaciones porque, aunque son perros tutelados por el Ayuntamiento, también un gran número de ellos, se encuentran en régimen de acogida por voluntarios.

Según los datos de la Concejalía, aunque el número de perros que han salido del centro es grande (61) son menos que el año pasado (74), lo que ha provocado un incremento del censo en 6 perros, llegando al límite del centro.

Al margen de lo contemplado en el informe sobre las variaciones producidas este año, a juicio de la Concejalía, el mayor problema para la identificación de los perros sigue siendo la ausencia de microchip. Por otra parte y «teniendo en cuenta el problema que supone la presencia de perros abandonados y su gestión una vez recogidos, la cantidad de perros peligrosos sin registrar y sin licencia que existen en la ciudad y que el censo no está actualizado», la Concejalía se esta planteando ejecutar actuaciones dirigidas a minimizar estas situaciones mediante la elaboración de un díptico informativo en el que se recordará la obligación de identificar los perros, se advertirá de las consecuencias del abandono de animales; se potenciará la adopción, y se dará cuenta de como tramitar las licencias de perros peligrosos. También aportará información sobre el censo de canes y las responsabilidades que conlleva tener un perro.

Medio Ambiente prevé también difundir cartelería, programar charlas informativas para propietarios de perros normales y peligrosos; organizar alguna actividad con colegios para concienciar a niños; coordinar con la policía local controles de perros en vía pública (como el que se ha hecho hace pocos días. y modificar o hacer una nueva ordenanza. «Hay que actualizarla a nuevas normativas y definir correctamente actuaciones como el censado de perros o el registro de perros potencialmente peligrosos y las licencias», anuncia la Concejalía.