Lácteas Cobreros paga anualmente una factura de un millón de euros por el consumo de gas y de electricidad para cubrir las necesidades productivas de su fábrica. Con la implementación de la tecnología de la alemana Smirro prevé reducir su dependencia energética un 20%. «Desde el año 2009 nos estamos planteando utilizar energías alternativas para ser una empresa, no auto suficiente, pero sí un poco menos dependiente de lo que tenemos actualmente», explicó ayer Rodrigo Cobreros durante la presentación del proyecto, que tardará entre 16 y 20 meses en ser una realidad.

La instalación de esta planta de un megawatio de potencia en las instalación de Cobreros en Castrogonzalo supondrá el montaje de 600 colectores parabólicos de concentración solar. El prototipo está financiado por la UE aunque la inversión que realizarán Smirro y Lácteas Cobreros ascenderá a un millón de euros.

La empresa de Castrogonzalo presentó el proyecto hace seis meses y fue el único en lograr la aprobación de la Unión Europea. Junto al suyo, otros dos prototipos se construirán en Europa: uno en Italia para producir piedras y otro en un industria cárnica en Austria. Los tres tienen en común la necesidad de disponer de energía suficiente para producir temperaturas superiores a 100 grados centígrados.

Los colectores parabólicos que fabrica Smirro en Alemania siguen el mismo principio que el «de una lupa recibiendo un rayo de luz sobre la mano: uno se quema», explica Klemens Jakob, directivo de Smirro. Los receptores parabólicos recogen ese rayo de luz sobre un eje y lo aprovechan concentrándo hasta 30 veces más la radiación solar.

«Es una tecnología que puede producir una temperatura bastante alta, más que cien grados, concentrando el sol a un punto. La misma tecnología que a nivel mayor se está utilizando para producir energía, electricidad, pero los colectores son de un tamaño que van de seis metros a doce metros. En nuestro caso es la misma tecnología pero más pequeña, de 1,14 a tres metros, y la temperatura es más baja, de entre 100 y 250 grados», precisa el ejecutivo alemán para quien los rendimientos de esta tecnología son algo más que ahorro, «son vida», al ser posible reducir la dependencia de los combustibles fósiles y con ella los ataques al medio ambiente.

«El sol está brillando todo el tiempo. Hay que usarlo. Y si España tiene un regalo tan grande, hay que aprovechar este regalo», propone Jakobs. El problema sin embargo está en los costes iniciales.

Ignacio López González, representan de Smirro en España, enfatiza el hecho de que la planta proyectada es un «prototipo a nivel europeo» que no solo será «un referente para España o para todas aquellas fábricas que se dedican a la energía solar sino que será un referente a nivel europeo de cómo los parabólicos de concentración consiguen temperaturas para el uso industrial, que son los grandes consumidores de energía». Sin embargo admite que al principio «este tipo de prototipos es caro como todos los prototipos y a pesar de estar financiado por la comunidad europea hay que tener unos costos iniciales de fabricación». «Cuando sea más normal, se estandarizará la producción y será competitivo con otro tipo de energía del momento», agrega.

En cualquier caso, López apunta que esta tecnología está destinada a la industria por su bajo costo y por ser una herramienta sencilla tanto de uso como de fabricación y por tener también un fácil mantenimiento. «El futuro está ahí, en el bajo costo y en las elevadas temperaturas que salen del instrumento», indica.