Dimas Vaquero, (Fuentes de Ropel, l958), es doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de Zaragoza. Realizó su tesis doctoral sobre la intervención italiana en la Guerra Civil Española y, a partir de ella, ha escrito varios libros. El último ha sido una novela histórica que narra la represión durante esa época, donde la ficción de una novela no ha superado a la verdad.

-¿Su obra está destinada a la lectura especializada o hacia el público en general?

-Hay una parte de ensayo e investigación más dirigida hacia un público más especializado, hacia estudiosos de la Guerra Civil Española, pero no solo para ellos, sino también para personas interesadas en este episodio de nuestra historia. De hecho, el segundo libro que he escrito, «Aragón con camisa negra. Las huellas de Mussolini», a pesar de tener muchísima información, es una obra que todo el mundo lo puede leer. Es un análisis de libros, noticias que a cualquier persona le pueden resultar atractivas.

-También ha escrito una novela histórica...

-Sí, «A la sombra de la Sabina». Es novela histórica de fácil lectura para el verano. El tema también gira en torno a la represión de la Guerra Civil, pero dirigido hacia todos los públicos porque no profundizo en datos históricos.

-¿Cómo un profesor de historia de primaria como usted decidió enrolarse en la aventura de ser historiador de la Guerra Civil?

-Hace muchos años empecé a escribir la tesis doctoral y vi que este tema, la intervención italiana o la ayuda extranjera al general Franco, estaba poco trabajado. Todo mi trabajo posterior es fruto de mi tesis doctoral.

-La Guerra Civil Española es el tema principal de toda su obra, ¿por qué motivo?

-Además de que la intervención italiana estuviera poco estudiada, en Zaragoza hay un cementerio militar italiano con 3.000 tumbas de la Guerra Civil. Yo vivía cerca de ahí y me despertó la curiosidad y quise investigar sobre este tema. También, aprovechando que estamos en el 75 aniversario del suceso quería escribir un libro que fuera un poco homenaje de todos aquellos que fueron fusilados, represaliados, humillados, y que durante toda la dictadura fueron olvidados y se merecen un pequeño reconocimiento.

-En su último libro, "A la sombra de la Sabina", aborda lo que se ha dado en llamar la memoria histórica, ¿es una llamada de atención hacia el olvido de nuestro pasado?

-Sí, por supuesto. En la Guerra Civil Española murió mucha gente sin justificación posible. Una parte de esos muertos fueron recordados y homenajeados durante la dictadura, pero otra parte no tuvo tanta suerte. Creo que la Ley de la Memoria Histórica intenta rendir homenaje a todas estas personas que también murieron por España que han sido olvidados durante tanto tiempo.

-Entonces en su libro ¿solamente habla de la represión hacia los republicanos?

-No, no. En mi libro relato la represión de ambos bandos, del republicano y del fascista, porque creo que hubo muertes injustificadas en los dos lados y tanto una como otra actuación son criticables. He intentado trabajar los dos tipo de represión porque por ambos lados la hubo.

-En sus libros analiza la represión acontecida en Zaragoza, pero siendo natural de esta zona, ¿también ha investigado lo sucedido en la provincia de Zamora?

-No, aún no. Sí tengo la intención de analizar la represión de esta zona. La verdad es que hay algún trabajo ya hecho de un profesor de Valladolid que tiene, más o menos, localizados puntos de fosas, barrancos, cunetas donde a día de hoy siguen los cuerpos allí. Me he centrado más en Zaragoza porque vivo allí, pero, como digo al final de mi novela, la historia contada sirve para cualquier parte de España. En la zona que analizo, el Desierto de los Monegros fue un lugar del frente donde se desarrolló una gran actividad bélica.

-¿Qué pasó exactamente en esa zona?

-Fue una zona conflictiva en la que el frente se mantuvo más de dos años. Sobre todo en las primeras semanas del golpe militar la represión fue brutal. Era un lugar que se conquistaba y se perdía en pocas semanas, con lo cual, la lucha era continua y una represión masiva en ambos frentes.

-Por su profesión están en constante relación con jóvenes, ¿Cree que las nuevas generaciones conocen la historia pasada y lo tienen en cuenta?

-No, pero en momentos como el 75 aniversario se deben aprovechar para dar a conocer aquella tragedia que vivió nuestro país. Nunca podremos construir un futuro sino conocemos nuestro pasado. Las últimas generaciones, la gente más joven, conocen muy poquito lo que pasó porque lo ven muy lejano, se lo han contado de pasada. Creo que hay que insistir mucho que la historia reciente de España no caiga en el olvido y que tampoco se conozca mal para no caer en revanchas estúpidas y sin sentido.

-¿Qué experiencias ha vivido al tratar de recopilar todos los datos con los que ha construido su relato?

-Pues ha habido de todo, hay gente que no quiere oír hablar del tema porque lo pasaron muy mal y fue una experiencia muy triste. Otra gente lo vivió, pero eran pequeños y tienen el amargo recuerdo de pasar hambre y miedo. Recuerdan que sus familiares fueron perseguidos o represaliados. Según con quien hables lo vivieron de una manera o de otra, pero en todos los testimonios se refleja la tristeza de aquellos años y de un pasado amargo.

-¿Cuál es la enseñanza última de su obra?

-Que las guerras son malas en cualquier momento, en cualquier circunstancia y las provoque quien las provoque y si se conociendo las consecuencias de una guerra querer evitarlas a toda costa en cualquier parte del mundo.