Es el pueblo con menos población de la comarca benaventana, pero los vecinos de Villageriz viven sus costumbres y tradiciones como siempre lo han venido haciendo. Con la hospitalidad que encierra este rincón de las estribaciones de la Sierra de Carpurias que presume de ser la localidad más limpia. Ayer fue un día grande porque se celebró la fiesta del patrón San Pedro. La iglesia estaba reluciente y se llenó de fieles como nunca.

Los vecinos se sentían ayer orgullosos es de poder comprobar como relucía el retablo del altar mayor recientemente restaurado. Todo el pan de oro se reflejaba en el maderamen de la estructura del siglo XVIII, concretamente del año 1750, aunque el conjunto está asentado sobre una viga en la que aparece el año de 1571 en números romanos y que muy probablemente pertenecería a la antigua ermita que tras sucesivas transformaciones desde el siglo XIII coincidiendo con el incremento de población vendría a determinar las siguientes intervenciones constructivas desde entonces.

El retablo y las imágenes delicadamente restauradas por el estudio leonés de José Luis Casanova que le ha supuesto a las arcas municipales una cantidad de 18.000 euros con el beneplácito vecinal,. según ha podido constatar este diario. Ayer, San Pedro desde su sede parecía que hacía un guiño de complacencia a sus devotos de Villageriz.

Toda la iglesia de la localidad ha sufrido últimamente, en varias fases, una restauración. Se han llevado a cabo obras para reponer la cubierta debido al peligro de derrumbe del tejado. También se ha rebabilitado el campanario y acceso, pórtico y el acondicionamiento general del interior que ha incluido la reposición de algunas yeserías y la instalación de un zócalo perimetral. La instalación de una adecuada luminosidad ha venido a poner la guinda para que el sencillo templo resalte su elegancia.

Ayer fue oficiada una misa en honor al patrón y la procesión con el Santísimo por las empinadas calles del pueblo, en una comitiva acompañada por los sones musicales de la charanga «Amistad». Parecía que los instrumentos musicales sonaran con más fuerza junto a las peñas rocosas de la Sierra. La pequeña Tere fue la privilegiada ya que era la única niña vestida de Primera Comunión, aunque la había hecho fuera de la localidad. Durante el fin de semana, desde el vienes hasta hoy, los vecinos ha recibido a su familiares y amigos llegados para acompañarles en estas jornadas festivas abiertas con un campeonato de tute en la noche del viernes, la misa y procesión, actuaciones infantiles y la verbena en la jornada de ayer cuya programación organizada por el Ayuntamiento se cierra hoy con un juego de bingo y una actuación musical.