El mural que viene realizando en estos días sobre una fachada de Bretocino, David Ferreras Fernández, está centrando las miradas de los vecinos. Su obra pictórica no deja indiferente tanto a los mayores como a los más jóvenes. Incluso los conductores se detienen a contemplar su trabajo artístico en la calle. El arte urbano que viene desarrollando sobre una fachada de un edificio de Bretocino este joven de 20 años del vecino pueblo de Olmillos de Valverde ha dado paso desde las primeras reticencias a la complacencia y el agrado vecinal. «Al principio no me gustaba, eso fue por la mañana, pero cuando pasé por aquí por la tarde ya cambié de opinión, y me gusta», quien así se explica es Enrique Domínguez Esteban un vecino de Bretocino quien durante años pateó las calles de la localidad llevando las cartas casa por casa. Al igual que Enrique, se pronuncian otros vecinos de avanzada edad.

Al joven artista es la primera vez que le encargan un trabajo de estas dimensiones y características, aunque a partir del que ahora realiza algunos vecinos de Bretocino ya se han interesado por su obra. En su pueblo, en Olmillos, ya hay muestras de sus trabajos pictóricos en un bar de esta localidad y con ocasión de la fiesta de los quintos reproduciendo los rostros de sus compañeros.

El caso es que a este mecánico del automóvil le fluyen por sus venas toda una savia artística cultivada con los grafitis desde los 15 años, según explica el joven David. Con ocasión de celebrar el primer aniversario de la reapertura del bar «La Locura» de Bretocino, el regente Miguel Ángel Caballero no dudó en encargar a David Ferreras la recreación de un mural sobre la fachada del edificio. Solamente bastaron unas leves indicaciones como el logo del establecimiento: un perro buldog francés, para que el joven artista se inspirase en las célebres ilustraciones de C. M. Coolidge sobre la colección de perros jugando al poker.

Con un diseño propio, David Ferreras, no ha dudado en recrear un conjunto pictórico envolvente sobre los huecos al exterior de la fachada. Una ciudad nocturna en la que expresa su amanecer a través del brindis por una joven con jarras de cervezas. El oscuro cromatismo de la noche, reflejado en la parte derecha de la fachada del inmueble, llega incluso a tornarse con tonos dorados en la parte izquierda del edificio. El gesto de la joven provoca que los colores se vuelvan más claros y brillantes «como reflejos de las luces interiores del bar», explica este joven artista del grafiti.

Un total de 30 envases del tamaño montana Hardcore servirán para completar la obra pictórica del joven David. Todo con grafitis, únicamente utiliza el pincel para algunos de los motivos demasiado finos. El ingenio e imaginación, así como la intriga y búsqueda del observador forman parte del trabajo en conjunto donde el artista ha querido dejar su propia huella para el más avezado rastreador que contemple su obra. No en vano, se descubren diminutos motivos como una mujer asomada a una ventana, una araña, un king kong, un biberón y otros más que David Ferreras no quiso precisar ayer. El mural de la fachada será objeto de análisis este sábado por varios grafiteros en un concurso que organiza el establecimiento con ocasión de su aniversario, así como un concierto de música rap y una noche de fiesta.