La imagen, del siglo XIV, la más antigua de la hermandad, se alza desde ayer sobre una alegoría del ascenso al Calvario y de la Crucifixión confeccionada a base de madera de samba, de escaso peso.

Carbajo ha plasmado en el diseño de la mesa la subida de Cristo al monte donde fue crucificado. La modernidad del concepto combina con la antigüedad de la imagen, como hizo notar ayer el presidente de la Cofradía, José Antonio Martínez Lucio. La imagen será portada por ocho costaleros de banzo.

La ejecución de las andas ha sido realizada por Francisco Turiel, en lo tocante a la carpintería y Gregorio Rodríguez es el autor de la carpintería de aluminio que refuerza la madera. Los relieves laterales, seis en total, han sido esculpidos en tablas individuales por el ebanista benaventano Jose Ángel Llamas.

El Santo Entierro presentó ayer la mesa, ya con el Cristo de los Afligidos instalado en la peana, y con la presencia de los autores y distintos colaboradores que han intervenido en proceso, según explicó Martínez.

El Cristo de los Afligidos no ha requerido ser restaurado. En septiembre se realizó un estudio de consistencia a la imagen. Resultó positiva. Salvo algunos pequeños detalles de puesta a punto no fue necesario encargar ningún trabajo de reparación.

Una de las novedades de la Magna Procesión del Santo Entierro será precisamente la salida de este paso tras disponer de una mesa adecuada. La otra novedad es la incorporación a la procesión de la imagen de La Piedad. La propietaria, la parroquia de San Juan del Mercado, hasta ahora renuente, ha dado el visto bueno para que la imagen fuera restaurada y también para que vuelva a sumarse a la procesión del Viernes Santos después de medio siglo sin hacerlo. En este tiempo ha permanecido expuesta en uno de los ábsides del templo románico.

La Cofradía del Santo Entierro y su hermandad, la Santa Vera Cruz, han logrado aumentar el número de cofrades un año más. Serán una veintena los nuevos hermanos de la primera, y una docena en la Santa Vera Cruz.