Los incrementos de radiación de la ciudad están por debajo de los valores normales. O dicho de otra manera, no hay radiactividad en Benavente. Así lo ponen de manifiesto los resultados de las mediciones realizadas por el Departamento de Física-Química y Biología del Colegio Virgen de la Vega, que entre los cuatro proyectos medioambientales que está desarrollando este curso lleva tiempo midiendo la tasa de radioactividad local.

Tras lo sucedido en la central de Fukushima, en Japón, la comparaciones ayudan a entender los resultados captados en el colegio. «Podemos comparar la tasa de radiactividad en el entorno de Benavente, de 0.17 uSv/hora (la radioactividad se mide en microsieverts por hora), con los 7.37 uSv/hora que se miden en Litate, el pueblo más afectado por las fugas radiactivas de Fukushima a 40 kilómetros de la central, o con los 17.3 uSv/hora de Namie, a solo dos kilómetros los reactores nucleares de la central», explica Gabriel Pérez Aguado, responsable del departamento.

El proyecto, denominado «Protección radiológica», tiene un objetivo pedagógico y otro divulgativo. El primero se desarrolla en los currículos de ciencias, física y química del centro docente. Con fines divulgativos, se han actualizado los recursos y se han diseñado una serie de páginas web que permiten el acceso a los datos por parte de cualquier persona interesada.

En el laboratorio de física y química se ha instalado un contador-detector Geiger-Muller sensible a las radiaciones alfa, beta , gamma y rayos-X. El aparato está conectado permanentemente a un ordenador, y con un software específico se monitoriza continuamente la radiactividad del entorno. Los datos se representan numérica y gráficamente y se vuelcan actualizados en la página web.

«Los alumnos no solo conocen las radiaciones, su origen y efectos, también las contextualizan con la información que reciben continuamente de los medios de comunicación», explica Pérez Aguado. También se les dota de los recursos experimentales, además de los puramente teóricos para que puedan «comprender, analizar, valorar y debatir con criterio científico algo que genera tanta polémica y controversia como es la radiactividad».

El Departamento ha diseñado también actividades prácticas para medir la radiactividad en los alimentos, en los materiales de construcción, incluso las concentraciones de gas radón.

En la mediciones realizados dentro del proyecto se ha utilizado un brazo robot que sujeta una muestra radiactiva de óxido de uranio para calibrar el contador. No es peligrosa por su bajo contenido en uranio, pero con el brazo robot, explica Aguado, «se ha pretendido que los alumnos sean conscientes de las medidas de seguridad que se han de utilizar en la manipulación de sustancia radiactivas».

Los resultados captados por el contador Geiger-Muller del Virgen de la Vega pueden seguirse en la siguiente web: http://personal.telefonica.terra.es/web/cvvega/radiacion.htm.