El fotógrafo Domingo Alvarez Pérez logró alcanzar el segundo galardón en los prestigiosos premios de fotoperiodismo de Atlanta, Estados Unidos, en la categoría Action Sports. Unos galardones por los que compiten la mayoría de los fotógrafos de las distintas agencias y medios de todo el mundo.

El vidrialés, nacido en Santibáñez y afincado en Madrid por motivos profesionales, recibía al inicio de esta semana la noticia de la Agencia estadounidense de noticias Associated Press quien presentó su instantánea de la cogida del torero Julio Aparicio en el coso de «Las Ventas» el 21 de mayo del pasado año.

La escalofriante cornada sufrida por el torero sevillano dio la vuelta al mundo a través de la mirada del fotógrafo Domingo Alvarez desde su habitual enclave en el tendido 3 del coso madrileño.

La agencia estadounidense fue también la que presentó la fotografía a las nominaciones de los Premios Pulitzer de este año, de cuyo resultado Domingo Alvarez, «Mingo» para sus amigos, desconocía hasta ayer en declaraciones a este diario.

El fotógrafo vidrialés, poco dado a participar en concursos a excepción de las muestras organizadas en el coso madrileño de «Las Ventas» y en su pueblo natal en Santibáñez, ha sido galardonado durante su vasta trayectoria profesional con la instantánea de la muerte del último torero que murió en Las Ventas, la muerte de Campeño a raíz de una cornada en el cuello un 22 de mayo de 1988. La foto fue reconocida con el premio nacional de fotografía taurina.

Álvarez ha recibido también otros dos premios nacionales más. En una entrevista publicada en este diario el 3 de julio del pasado año, Domingo Alvarez explicaba su encuentro con el torero sevillano en el patio de cuadrillas y el proceso de la cogida por Opíparo, el astado de Pedro Domecq cuando le clava el pitón derecho traspasándole la mandíbula.

«Para mí es un honor haber competido con los primeros figuras del periodismo gráfico a nivel mundial y conseguir este galardón», declaraba ayer a este diario Domingo Alvarez. «Un honor que me llena de orgullo por cuatro razones, la primera por ser español (sin importar religión o credo político) la segunda por ser zamorano, la tercera por ser de Santibáñez de Vidriales y la última, no menos importante que las anteriores, porque una fotografía de nuestra Fiesta Nacional haya dado la vuelta al mundo y sepan que en nuestro país existe una Fiesta con F mayúscula, que ha sido y es capaz de inspirar arte y cultura», asegura.

El fotógrafo vidrialés, defensor a ultranza de la fiesta nacional, no tiene remilgos en confesar que «cuándo en algunos lugares de nuestra propia tierra quieren minorías tan significativas como ignorantes, denostar, despreciar y desarraigar esta nuestra vieja Fiesta, es cuando la misma proporciona momentos e imágenes trágicas o artísticas, capaces de mostrar hasta en el más recóndito lugar del mundo que la Fiesta sigue y seguirá viva para muchas generaciones actuales y venideras», dijo.