El grupo vallisoletano Las Bernardas ganó ayer el XIV Certamen Nacional de Teatro para Aficionados «Ciudad de Benavente» por «Atra bilis», una historia de Laila Ripoll a caballo entre la comedia y el drama que narra el amor de cuatro mujeres ya ancianas a un mismo hombre que acaba de fallecer. «Atra bilis» le dio también a «Las Bernardas» el premio a la mejor actriz, Estela Valverde, y el galardón al mejor montaje.

La gala de entrega de premios tuvo ecos y resabios pucelanos, pero otros dos grupos veteranos, La Garnacha y Melpómene Teatro, compartieron también la gloria de este palmarés. «Destinatario desconocido», la obra de K. Taylor, le valió al grupo logroñés el segundo premio Intercazia y el galardón a la mejor dirección, que recayó en Vicente Cuadrado, responsable de La Garnacha. «Ya van 30», de Jordi Silva, le valió por su parte a Melpómene Teatro el tercer premio y el galardón especial del público, que eligió esta comedia como su obra preferida. El grupo teatral de Móstoles se llevó también el premio al mejor actor principal, que recayó en Francisco Valcarce.

El grupo leonés Laga Lerna Teatro obtuvo dos galardones. Consiguió el premio al mejor actor de reparto y una mención especial al autor, Félix Fernández, que realiza textos inéditos únicamente para esta compañía. La Macana Teatro se llevó el premio a la mejor actriz de reparto por su Pepa y Berta y los que se cuelan por la puerta, y el premio al Mejor Vestuario fue para El tiempo y los Conway, de Teatro Estudio San Sebastián.

El Teatro Municipal Reina Sofía registró un año más lleno absoluto para presenciar la entrega de premios y la gala de Intercazia, que este año, aprovechando el 1.100 aniversario de la creación del reino leonés, tituló su espectáculo «El Reino de León está ocupado».

Entre presentaciones, bailes, proyecciones de vídeo de los nominados y la entrega de premios, Intercazia contó la historia de un grupo de gitanos exiliados desde Francia por Sarcosi Primero que se ve obligado a regresar a su país de origen, al Reino de León y concretamente a Benavente.

En la historia aparece una condesa derrochona y dada a la buena vida que se ve obligada a hipotecar sus propiedades a un usurero judío, y una hija ilegitima del conde. Al enredo se suman también un moro y una princesa noruega que coinciden en Benavente mientras hacen el Camino de Santiago. La acción está envuelta entre los preparativos para la recepción que la condesa pretende realizar al Rey de León que finalmente pasa de largo. Esta historia de diversidad racial y cultural acaba con final feliz.