El Centro de Iniciativas Turísticas del Camino Mozárabe-Sanabrés, «Un rayo de luz», organiza en la iglesia de Santa Marta de Tera una exposición de fotografías coincidiendo con el fenómeno de la luz equinoccial, que ayer volvió a repetirse. La muestra de fotos de Félix Navarro refleja singulares estampas del trayecto jacobeo desde la Granja de Moreruela hasta las tierras sanabresas, pasando por el emblemático templo románico de Santa Marta. Hasta el próximo día 28 de septiembre, en horario de 10 a 13 horas y de las 17 a las 20 horas, la muestra permanecerá abierta en la antigua sacristía del templo.

El CIT ha querido hacer coincidir la muestra expositiva con el calendario del fenómeno de la luz equinoccial que ayer se pudo contemplar con tenues rayos de luz. La luz equinoccial del sol naciente penetró por la ventana circular que preside e ilumina desde lo alto de su muro oriental la capilla absidal, haciendo más visible el capitel con la figura del alma de Santa Marta, según atribuyen algunos especialistas.

El fenómeno de la luz solar iluminando el capitel que remata la columna izquierda que sostiene el arco de acceso a la capilla absidal fue contemplado por un pequeño grupo de personas como ya ocurriera en el equinoccio de la primavera. El fenómeno es visible a las ocho de la mañana hora solar y puede contemplarse en los días equinocciales del 21 de marzo y 22 de septiembre, aunque también se percibe en los dos días anteriores y posteriores a esas fechas.

El cura párroco, natural de Brime de Sog, Julián Acedo, inició a partir de 1996 un lento proceso de difusión llegando no pocos observadores a atribuir interpretaciones varias sobre el tema. Lo cierto es que desde los egipcios, debido a su culto al sol, los arquitectos construían los templos, sobre todo los dedicados al sol, orientando sus puertas para recibir directamente los rayos del sol naciente par que la luz del amanecer recorriese y bañara completamente las estatuas de la cámara de entrada. El culto solar se propagó en la cultura griega pasando más tarde a la religión romana. Las primitivas basílicas y templos cristianos orientaban su cabecera al naciente y la arquitectura del románico recibe a través del arte visigótico y prerománico toda la carga de la simbología solar.

En varios templos románicos se observa, en ciertos momentos del ciclo solar, como los rayos del astro inciden sobre representaciones icónicas muy particulares, produciendo efectos de especial contenido escénico y simbólico como precisa uno de los mayores observadores del fenómeno, Ángel Panizo Delgado.