Cientos de personas del valle de Vidriales acudieron ayer a venerar la imagen de su patrona Nuestra Señora la Virgen del Campo en el santuario de Rosinos. La procesión con la imagen de la patrona del valle y la posterior celebración eucarística pusieron el broche final al novenario que se ha venido celebrando en el templo mariano dedicado a la Señora.

Cada jornada de novenas ha estado dedicada a varias poblaciones del valle, siendo la de ayer la más multitudinaria y de acción de gracias por todos los pueblos de Vidriales.

Javier Gay Alkain, rector del seminario de Astorga, acompañado de varios curas de la zona, se encargó de presidir la celebración de esta festividad mariana recientemente recuperada a la par del templo, después de varios años de inactividad religiosa.

Con toda solemnidad, los ocho cabilderos representantes de la asociación «Amigos del santuario de la Virgen del Campo», interviniendo en nombre de los pueblos de la zona, portando sus correspondientes varas precedían en la comitiva procesional la imagen de la Virgen. Durante los quince minutos anteriores, el tañido de las campanas se hacía notar con el incesante volteo de la ubicada en la fachada sur de la torre. Hasta que la Señora salía a la explanada del templo mariano y lo que antiguamente fue una necrópolis romana. Precisamente este templo construido en el 1790 se encuentra en las inmediaciones de los campamentos romanos de «Petavonium». Probablemente fuera construido sobre otro pagano.

A pocos metros de la salida al exterior de la imagen de la Virgen, junto al crucero instalado frente al acceso al templo por la galería porticada, mujeres y hombres, devotos de la Señora, se turnaban para portar las andas. Un lento desfile motivado por este emocionado alto en el camino debido al constante cambio de portadores. Así, hasta recorrer la explanada, itinerario por la carretera de Rosinos y llegada de nuevo al santuario para participar en la misa. Un silencio sobrecogedor se adueñó del recinto religioso a la entrada de la Señora, sólo roto por las oraciones dirigidas por el maestro de ceremonias, el párroco de Rosinos Víctor Murias, y la instalación de las andas del trono mariano sobre el ala derecha del presbiterio.

Muchos de los vecinos de Vidriales y participantes en los actos religiosos, al finalizar degustaron el sabroso pulpo de Angélica, quien a pesar de ser este año el único puesto instalado junto a la galería porticada del santuario, no deja año tras año de acudir a la cita romera. Un miembro de la asociación «Amigos del santuario de la Virgen del Campo», también recogía nuevas adhesiones en su mesa instalada junto al acceso de este templo mariano del valle vidrialés.