Primitiva y María del Carmen, regentes de un restaurante de carretera en la zona de Benavente, comparecieron el martes en la vista oral celebrada en la Audiencia Provincial de Vigo contra un viejo cliente que les estafó presuntamente los ahorros de toda su vida. Las dos mujeres le confiaron el dinero para que en su nombre adquiriera sendos pisos en Vig. Su cliente y antiguo amigo ni les adquirió los pisos prometidos ni les devolvió su dinero..

Las dos socias, que mantenían dos empleados en su negocio, nunca se recuperaron de la pérdida de su dinero, su economía quedó maltrecha y terminaron cerrando, según explicó ayer a este periódico su abogado. Ahora, depués de la vista oral celebrada en Vigo, sólo esperan que se haga justicia.

«Se fiaron de él y se la jugó», resumió tajante el fiscal en el juicio celebrado en la Audiencia viguesa contra el acusado de hacerse pasar por un millonario empresario del sector inmobiliario y estafar más de 128.000 euros a las dos amigas tras ofrecerse como intermediador en la compraventa de pisos en Vigo que en la realidad no existían.

El imputado, A. A. R., admitió que recibió el dinero de las mujeres pero señaló que se lo dieron tras pedírselo él porque atravesaba por «problemas» y no en principio con el principal fin de adquirir los inmuebles. También confesó que no les devolvió las cantidades. «Intenté hacerlo, pero me fue imposible», alegó en sus respuestas.

El juicio quedó visto para sentencia tras las declaraciones del acusado y las víctimas. El fiscal pide cinco años de cárcel por un presunto delito continuado de apropiación indebida, una petición que la acusación particular eleva a ocho años.

Los hechos se remontan a los años 1999 y 2000. El acusado, que tenía una sociedad mercantil, solía viajar a Madrid todas las semanas y ya hacía tiempo que había forjado una amistad con las dos mujeres al parar habitualmente en su establecimiento.

Una acabó entregándole 104.000 euros como señal para un piso en Travesía de Vigo y otra le dio 24.040 euros para comprar otro en García Barbón. Esta cantidad era muy baja para un inmueble tan céntrico, pero la víctima señaló que no conocía la ciudad olívica y pensaba que era «una oportunidad». Aunque el imputado dijo primero que le habían prestado el dinero por sus «problemas», después señaló que era para hacer «gestiones» y «comprar propiedades» a través de su empresa porque «era un buen momento» para acabar admitiendo que también se comprometió a hacer «gestiones» con esas cantidades para que las mujeres pudiesen tener sus pisos en Vigo.

Por su parte, las víctimas señalaron que el que era su amigo las «traicionó». Socias en el restaurante, querían dejar la hostelería, trasladarse a Vigo y montar allí un negocio más tranquilo como «una tienda de regalos», ya que ambas estaban enfermas. «Le dimos los ahorros de toda una vida», resumió una de ellas llorando.

La amistad

Las dos regentes de un restaurante de carretera en la zona de Benavente confiaron sus ahorros en el año 2000 a un cliente que se hacia pasar presuntamente por un millonario empresario del sector inmobiliario.

A. A. R., que en realidad poseía una sociedad comercial que terminó quebrando, paraba a comer hasta dos veces por semana en el establecimiento y se ganó la confianza de las dos socias. Estas le llegaron a entregar más de 128.000 euros (21 millones de pesetas) para comprar dos pisos en Vigo, donde querían retirarse a vivir.

El juicio

La vista oral se celebró el martes en la Audiencia de Vigo. El acusado afirmó que el dinero se lo habían dado para ayudarle, porque estaba pasando por problemas económicos. El fiscal pide cinco años de cárcel y la acusación particular ocho por apropiación indebida.