El leonés Laureano Rubio Pérez (Fresno de la Valduerna, 1954), Doctor en Historia Moderna por la Universidad de Oviedo y catedrático de la especialidad en la Universidad de León, coordina el ciclo de conferencias históricas sobre el reino de León celebrado el jueves y el viernes en Benavente, que ha sido el segundo de los actos organizados en la ciudad para conmemorar el 1.100 Aniversario.

-La conmemoración del 1.100 aniversario, ¿servirá para fomentar el sentimiento leonesista?

- Soy pesimista, creo que es demasiado tarde para invertir un proceso que viene de muy atrás. Cuando se pierde la identidad regional de forma tan dura y tan fuerte, y se potencia tanto la identidad provincial, que está sin lugar a dudas muy arraigada, porque hay elementos que unen, como las Diputaciones, es prácticamente imposible recuperarlo. Primero porque hace falta una labor tremenda, que a veces va contra la libertad de la personas, como está pasando en algunos territorios. La ventaja con la que cuentan en otras regiones es la de la lengua como factor de unión, como pasa en Cataluña, o incluso en Asturias, con el bable. Si aquí tuviéramos una lengua propia de León, Zamora y Salamanca que se hubiera conservado, el dialecto leonés, otro gallo cantaría. Es algo que se quiere recuperar pero está prácticamente perdido.

-Defiende la diferenciación de la región leonesa.

- El concepto de región es eminentemente geográfico y humano, eso está claro, y teniendo en cuenta eso, es innegable que León, Zamora y Salamanca forman una región diferenciada. Hablar de la región de Castilla y León es un contrasentido, habría que hablar de dos regiones integradas en una Comunidad Autónoma, que es el marco político y administrativo que tenemos hoy. Es un error confundir región con comunidad autónoma. Dentro del concepto geográfico de región, están las comarcas, que tienen una gran importancia, con una configuración específica. Desde Salamanca hasta León se ve el mismo sistema de poblamiento, los mismos pueblos en cuanto a la estructura, casi las mismas casas? Hay muchísimas cosas que son idénticas en las tres provincias, que se pueden definir como región perfectamente.

-¿Existe una distinción clara entre esas dos regiones de las que habla?

- Claro que hay diferencia entre las dos regiones, a todos los niveles. Un soriano y un zamorano, por ejemplo, no tienen nada que ver. Aspectos del día a día que son totalmente diferentes, la forma del entender la vida, la música y el baile, la comida, el paisaje? Hay zonas de fuerte relación en la que es más difícil establecer esa diferencia, como pasa en la comarca de Tierra de Campos, en las que en un primer momento no se aprecia distinción entre la zona de la provincia de Zamora y la de Valladolid, por ejemplo, aunque el sistema de poblamiento sí es diferente. Los rasgos distintivos están ahí y no se puede negar, y dentro de cada región, hay que tener en cuenta la entidad comarcal.

-¿Se puede hablar de la existencia del reino de León como taluna vez entró a formar parte de la Corona de Castilla?

- El reino de León hay que estudiarlo, como la historia de la organización territorial de España, en dos etapas, una hasta los Reyes Católicos, y otra a partir del reinado de Isabel y Fernando, con la consolidación del Estado moderno. Con los Reyes Católicos empieza a funcionar un nuevo sistema, basado en dos coronas, la Corona de Aragón y la Corona de Castilla. El reino de León, como unidad política, aunque no tenga instituciones propias de referencia en el marco de la Corona de Castilla, no finaliza en la Alta Edad Media con los últimos reyes de León. Los reyes son una parte más del sistema del propio reino. Aunque León se integre en la Corona de Castilla, no por ello el reino deja de existir, sigue siendo un territorio diferenciado. Y esto es así hasta el siglo XIX. Hasta ese momento en ningún documento se habla del rey como rey de España, sino del rey de Castilla, de León, de Aragón, de Navarra?

-¿Qué supuso la organización del territorio en provincias en 1833?

-En el siglo XVIII, si le preguntabas a alguien de Benavente de dónde era, nadie te diría que de Zamora, porque incluso las tierras de Benavente no pertenecían a la provincia de Zamora, sino a la de Valladolid, aunque no era una provincia tal y como la entendemos hoy. A partir de entonces se empieza a desarrollar el sentimiento provincial, que ahora está tan arraigado. Esto ha producido, a la larga, el desarraigo con el pasado histórico de la región leonesa, algo que no existe en ninguna otra parte. Un factor clave es el hecho de que exista una ciudad y una provincia que se llame León, porque al hablar de reino de León se focaliza en una parte del territorio, de forma equivocada. Las provincias has servido como elementos de centralización, de ruptura con todo lo anterior, en el caso del reino de León, de los concejos, que eran la base de la organización del territorio.