Un nuevo ataque de lobos al sur del Duero ha vuelto a llevar el desconcierto al sector ganadero de la zona. En esta ocasión, en una madrugada tormentosa y ardiente, la china le tocó a una ganadería de Gema, que ha perdido una docena de ovejas y una arroba de ilusión. Los criadores de ganado no saben a que atenerse. La Administración regional ha pedido varias veces a Bruselas que modifique la calificación del lobo en las comarcas del sur de la provincia, actualmente protegido, y la pase a especie cinegética.

La ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, hace unos meses adelantó que la UE estaba planteándose la posibilidad de cambiar el tratamiento del cánido salvaje. Nadie ha presentado ningún plan al respecto. Silencio administrativo y confusión desde entonces.

El Gobierno regional está esperando la visita de técnicos de la Comisión Europea para que comprueben en la provincia la situación de la especie y la problemática añadida de los ganaderos, con el fin de que emitan un diagnóstico definitivo.

Mientras tanto, la Comisión de Agricultura y Medio Ambiente del Congreso de los Diputados aprobó en mayo una proposición no de ley en la que pide al Gobierno la plena protección del lobo ibérico. La propuesta insta al Gobierno a que declare al predador especie de interés especial al norte del Duero y por debajo la incluya en el catálogo de especies amenazadas. Votaron a favor Unidos Podemos, En Comú Podemos, ERC y el PSOE.

El ganadero no sabe a que atenerse. Sí sabe que cualquier madrugada fresca o doliente como la de ayer, llegará al aprisco y se encontrará con las consecuencias de la "cerrecina".

¿Tan difícil es que quien tiene que legislar se ponga de acuerdo y aclare una situación que tiene consecuencias y está desesperando a un sector que no sabe a que atenerse?

Se ha dicho mil veces: el problema se solucionaría si la Administración pagara con creces los daños. Pero para eso hay que saber qué consideración pública tiene el animal. Burros somos un poco.