El campo es su laboratorio particular. Lo de comer todos los días y lo que significa para quien produce y elabora los alimentos, una obviedad dicha así sin más en los países desarrollados, es para ella motivo para ensalzar a un sector muchas veces no suficientemente reconocido por la sociedad. La frase, para Sara Olmedo, quiere decir, además, que hay que mimar la calidad de materias primas y alimentos, el principio de la cadena. Ella aporta su granito de arena, impulsando desde el Itacyl la modernización de las explotaciones agropecuarias y la industria agroalimentaria. En la entrevista resalta que Zamora es una de las provincias que más apuesta por la innovación de los sectores agropecuario y agroalimentario. Eso garantiza la continuidad de la actividad. Para explicar las funciones del área de investigación que dirige participará el jueves en la jornada de Innovación Agroganadera que organiza LA OPINIÓN-EL CORREO en el Consejo Consultivo.

-La palabra innovación es como un mantra. Vale para todo porque activa una filosofía positiva en quien la escucha. ¿Pero de verdad las administraciones hacen algo por propiciar la modernización de las explotaciones agropecuarias y la industria agroalimentaria?

-Las administraciones llevan mucho tiempo apostando por la innovación, por los proyectos I+D+i. Hay programas de ayudas regionales, nacionales y europeos.

-¿En el caso de Castilla y León?

-Hay ayudas que se incluyen en el Plan de Desarrollo Rural. La convocatoria se cerró en marzo. También hay una línea de apoyo a grupos operativos. Se incentiva la investigación, algo imprescindible para el desarrollo y para la creación de riqueza y trabajo.

-Zamora, siempre se ha dicho, es una provincia, inmovilista en muchos aspectos, ¿también en este?

-No, mi mucho menos. Es una de las provincias más activas. Desde el Itacyl llevamos muchos proyectos de innovación. Hay entidades punteras. Participamos en el Consorcio de Promoción del Ovino, también en Cobadú. Trabajamos activamente en iniciativas relacionadas con el sector porcino y vacuno de carne. Hay también relaciones con Azucarera y Moralejo Selección. Hemos tenido algún contacto con Gaza en temas de investigación. Precisamente en esta cuestión Zamora es una de las provincias de Castilla y León más activas.

-Los gustos de los consumidores cambian continuamente. Más en estos tiempos de aparente transición. ¿Cómo encaja esta realidad la agroalimentación?

-Con cambios, sobre todo en el desarrollo de alimentos con determinadas propiedades. Trabajamos en conseguir snacks de nueva generación, en aumentar la vida útil de determinados alimentos. En el tema de productos lácteos hay mucha demanda...

-La ganadería también está en constante movimiento.

-Sí, así es. Estamos investigando para incrementar la productividad del vacuno. Eso se consigue con mejores resultados en fertilidad. Lo estamos consiguiendo. Castilla y León ya está a la cabeza de España en fertilidad en este subsector y ahora queremos equipararnos con la media europea.

-En el subsector del porcino estamos incluso a la cabeza de Europa.

-Se ha evoluciona muchísimo. Mantenemos una relación constante con Cobadú, que está trabajando mucho en este subsector y también en resto de subsectores ganaderos. La prolificidad en porcino ha aumentado mucho. Hace tres décadas estábamos muy por debajo de los chinos y ahora ya exportamos a este país. Se ha avanzado mucho.

-¿Las explotaciones de extensivo son más inmovilistas?

-No es cierto. Los ganaderos de extensivo también están aplicando las nuevas tecnologías. Con ellas se puede mejorar mucho la gestión de las explotaciones, también aspectos concretos como el consumo de pastos. Ganaderías de morucho y avileña ya están llevando a cabo proyectos de mejora. Y el sector, en general, empieza a utilizar determinados dispositivos, incluido el GPS para conocer el desplazamiento de los animales. Están también las guías electrónicas, una ayuda importante.

-¿Qué gana el sector primario y la agroalimentación con la aplicación de las nuevas tecnologías?

-Más competitividad, es una gran herramienta de gestión, se logrará optimizar al máximo los insumos. Con la aplicación de las nuevas tecnologías se va a llegar a la agricultura de precisión. Se van a reducir gastos en fertilizantes y mano de obra. La ganancia es variada y, desde luego, va a suponer incrementar la competitividad, mejorar las posibilidades de exportación...

-Ahora se están poniendo de moda ciertas producciones, muy escasas en Castilla y León, pero con una gran demanda y poca oferta. Por ejemplo la plantación de pistacheros y de almendros, ¿tienen futuro estos cultivos alternativos?

-Se está potenciando esta línea de trabajo y yo creo que se está haciendo bien. Son cultivos de alto valor de los que no hay suficiente oferta. Lo mismo está ocurriendo con ciertas variedades de cereales, que son demandadas por el mercado y, sin embargo, apenas se cultivan. Es necesario ir adaptándose a la demanda del mercado.

-Y otros cultivos, hace décadas muy abundantes y productivos como la remolacha, ¿corren el riesgo de desaparecer?

-El cultivo de remolacha no creo que desaparezca, a pesar del cambio del sistema de protección. Hay que tener en cuenta que además de azúcar, la remolacha pone en el mercado otros subproductos muy demandados por la ganadería. Cada vez hay más demanda de este tipo de producciones. El cultivo sigue teniendo viabilidad en Castilla y León.

-¿Qué futuro le espera a la ganadería de Castilla y León, acaso solo le queda el camino de la integración o también pasa por la vía de la transformación?

-Hay subsectores que ya están prácticamente integrados al cien por cien. Es el caso del porcino y la avicultura. Hay otros, como el ovino que tiene que dar el paso hacia la transformación. Las cooperativas de ovino tienen que transformar las materias primas que generan sus socios. Hay que buscar la rentabilidad y el camino es ese. Ejemplos tiene Zamora muy claros, como Cobadú y Gaza, que son dos modelos en la región de buen funcionamiento.

-¿Las producciones ecológicas son compatibles con la tecnificación?

-Sí, por supuesto. Es más, yo creo que son el futuro del campo de Castilla y León. La demanda de estas producciones cada vez es mayor, también dentro de España. Cada vez se demanda más la etiqueta limpia, la ausencia de aditivos.

-Pero tienen que mantener un sistema de producción natural.

-Hay que dejar una cosa clara, la agricultura y la ganadería ecológicas también pueden aplicar proyectos de innovación, deben hacerlo. Pueden reducir costes de producción y eso es factible con la aplicación de nuevos sistemas para mejorar la gestión. Por ejemplo es posible una mejor explotación de los pastos con un proyecto adecuado.

-¿Castilla y León es agropecuaria o agroindustrial o no es nada?

-Así es. Todos los días tenemos que comer y por tanto hay que elaborar alimentos. La población mundial está en constante crecimiento y eso obliga a que también tenga que crecer la producción de alimentos. En Castilla y León la agroalimentación es un sector que ha evolucionado mucho, ha superado la crisis mejor que otros, tiene futuro y por eso hay que apostar por él, es una actividad que crea mucha riqueza.

-El problema puede estar en el sector primario, en el que produce las materias primas. No hay relevo generacional y los jóvenes se marchan de los pueblos.

-La despoblación es el gran drama de Castilla y León, aunque hay provincias como Zamora donde el problema es aún mayor. Ese es nuestro gran reto: conseguir que los jóvenes se queden en los pueblos y que gestionen explotaciones agropecuarias. En este aspecto debemos volcarnos todos, las administraciones y también la sociedad en general. El ámbito rural no puede seguir despoblándose porque eso significa perder el tren del futuro.

-¿Si alguien quiere acogerse a los beneficios de la investigación agropecuaria y agroindustrial, qué debe hacer?

-Tenemos un nuevo modelo para poner a disposición del sector los recursos de investigación. Las consejerías de Agricultura y Educación han firmado un acuerdo que comprende 92 objetivos. La intención es que la Administración regional actúe como coordinadora de los recursos. Ya hemos contactado con universidades públicas y privadas y también con centros tecnológicos de la región.

-¿Pero qué servicios prestan?

-De asesoramiento. Informamos a los particulares sobre los recursos existentes y coordinamos los esfuerzos y las líneas de trabajo. Es muy importante que los titulares de las explotaciones sepan a quien dirigirse para buscar soluciones a sus problemas.

Perfil

Valladolid, 1977. Está enamorada del campo y de todo lo que viene de él. Sara Olmedo de la Cruz, veterinaria de vocación, se licenció en la Universidad de Extremadura. Pasó por la empresa privada antes de especializarse en gestión de la calidad en la industria agroalimentaria gracias a un máster en la Universidad Pontificia de Comillas. En 2003 empezó a trabajar en el Instituto Agrario de Castilla y León (ITACYL) como técnico en investigación y experimentación ganadera, llevando a cabo tareas de gestión y coordinación de proyectos. En 2009 pasa a ocupar la jefatura de Investigación Ganadera, que sigue ejerciendo en la actualidad. Se pasa el día estudiando cómo modernizar y hacer más competitivas explotaciones agropecuarias e industrias agroalimentarias. Su departamento tiene mucho que ver en el salto cualitativo del sector en la región. Eso es de agradecer.