Sé que siempre se te ha identificado más que con nadie con los burros. Es lo que tiene cuando se es santo que algunos creen que se es tonto. Tú eres benefactor de los animales y de los sepultureros, vaya mezcla. Y lo eres porque dabas tierra a todo bicho viviente. Antes, claro, si podías los curabas: pobre animal, aquella jabalina ciega, con tantos jabatos, me gustaría haberla visto cuando abrió los ojos y vio, vaya revuelo en el lodazal. Ya ves, ayer fue tu día y ciudades y pueblos se llenaron de mascotas, que ahora llaman así a todos: gatos, perros, hurones, asnos, culebras, peces... A todos le diste tu bendición que tú en eso nunca hiciste distingos, ¡hombre si te encerraste en vida en una cueva, qué humedad, qué dolores de huesos, cómo para no tener las cosas claras, como para hacer ascos!. Pero a mí lo que me gustaría agradecerte es ese cuidado especial que siempre has tenido con las bestias de carga. Ellas, ahora olvidadas, sí que se merecen un homenaje. ¡Cuánto han ayudado al hombre y a la mujer! Bueno tú en tu vida terrenal no conociste otra cosa. Araban, labraban la tierra, acarreaban, trillaban, lo hacían todo y sin protestar. Bueno, había alguna mula de cuidado, que se trababa y se acochaba para tirar menos que la compañera, pero siempre casos aislados, eh. Ahora está todo mecanizado, pero eso es de hace nada. Antes, durante miles de años, que se dice bien, todo se hacía a pura pezuña, a degüello..., hasta las guerras, las ganaba la caballería más avezada. Qué tiempos aquellos, en que mulas y burros transportaban todo el material necesario para un ejército y para la subsistencia, en general de la gente. Gracias por haber cuidado siempre de los animales, ¡Cuánto esfuerzo, por Dios, y por tan poco! Lo que no quiero que se me olvide es contarte que hay gente que ha ido más allá que tú, y que oye, ponen a los animales por delante de las personas, que sí, que parece que los quieren más. Tampoco debe ser así, verdad. El hombre y la mujer, y tú lo sabes, desde el neolítico han utilizado a los animales en beneficio propio. Pero también consiguieron el crecimiento de especies que lo habrían pasado mal. Ahí esta el ejemplo de los perros, ¿cuántas razas hay? Es que, claro, si acabamos poniendo a los animales al mismo nivel de las personas es como si volviéramos al paleolítico. ¿O no? Bueno que sigas ahí y que gracias por todo.