La OMS afirma que hamburguesas, salchichas y embutidos causan cáncer. El principal organismo de salud considera también "probable" que la carne roja lo provoque". Estos son titular y subtítulo de la edición de ayer de un periódico nacional. El mensaje apareció en todos los medios de comunicación y generó alarma y multitud de comentarios en la calle y en las redes sociales. Unos defendiendo la responsabilidad que tiene la Organización Mundial de la Salud de dar conocer este tipo de dictámenes elaborados por expertos y otros denunciando el alarmismo y la confusión que provocan estas noticias, que son resultado de un estudio concreto realizado en un marco concreto y, por tanto, siempre parcial y subjetivo.

Las noticias que tienen que ver con la salud llevan en sus entretelas cargas de profundidad con un mecanismo singular: estallan de forma selectiva e individualizada en contacto con los problemas de cada lector, televidente o escuchante. Son material sensible.

Es difícil valorar estos mensajes porque están repletos de intereses. Por un costado y por otro. Lo que se diga tiene siempre una lectura interesada y eso no deja ver la realidad. Únicamente voy a citar algunos episodios ligados con la salud y que han tenido mucha transcendencia mediática y provocado brotes de pánico desproporcionados respecto a sus consecuencias: vacas locas, gripe aviar, pollos con dioxina, pollos precocinados contaminados, peste porcina, gripe A, leche adulterada con melanina, vegetales contaminados por escherichia coli, aceite de oliva con benzopirenos... Esto solo en los últimos 15 años. Ahora hagan memoria sobre estudios y consejos médicos: un informe de expertos llegó a afirmar que el aceite de oliva no era saludable, tampoco el pescado azul. El vino, primero malo y después bueno (en pequeñas cantidades, eso sí). La relación es larga y más aún el miedo. Aquí sí suele dar resultados la doctrina Rajoy.