La campaña de almendra de este año en Fermoselle es calificada de "regular", en lo tocante a producción, pero ha tenido la compensación de unos precios algo más elevados que en anteriores cosechas debido a que la exportación a China, a nivel nacional, ha tenido una repercusión en la demanda.

La producción se cifra "entre los 25.000 y los 40.000 kilos", que es una cosecha más que moderada. La falta de lluvias y la sequía reinante marcaron la campaña de un cultivo que en Fermoselle goza de gran tradición y que sigue alegrando a las economías domésticas.

Valentín Ramos, productor y comprador de este fruto, señala que "ha sido un año de pocas almendras". En su caso, solo algunas variedades respondieron satisfactoriamente. "He tenido de unas americanas modernas, en unas fincas ubicadas en la carretera de Portugal, con bastante producción porque son más de invierno y menos propensas al hielo". Ramos indicó que "si el año viene un poco lluvioso, cuando la necesitan, y el terreno se mantiene bien labradas, todo el grano que echan lo conservan, pero si sufren la sequía el grano queda un poco chupado mermado".

Estima la producción en unos 25.000 kilos, y el precio guarda consonancia con el rendimiento y el grano, que difiere de unas variedades a otra. Apunta que está "por 1,50 euros el kilo, si el rendimiento es del 22%, y a 1,30 si es el 18%".

El cosechador César Ramos Montes coincide en señalar la campaña "de no muy buena o regular". Pero pone de manifiesto la baja cantidad "lo compensa el precio, que este año está a 1,70 euros el kilo cuando hace dos años se abonaron a 60 céntimos".

El cultivo de almendras forma parte de los frutos señeros de Fermoselle, con aceptación por los vecinos, que siguen fieles a no peder un arbolado que, junto con el olivo, dan distinción al enclave de Arribes. Pero su explotación está supeditada al envejecimiento y al abandono más o menos paulatino del campo. Todo el mundo tiene unos frutales, pero pocos son los que pueden hablar de plantaciones.

"No se pueden poner plantas porque no hay quien lo ponga. La gente que trabaja el campo es jubilada. Y no se pueden hacer proyectos de nada. La almendra es más rentable que el olivo porque del olivo tienen que hacer aceite, y la almendra la coges y, si el mercado está bajo, la vendes el próximo año porque no se estropea" expresa Valentín Ramos.

Hace referencia a que "se han abierto las exportaciones para china y por eso el encarecimiento". La falta de adecuación de los caminos es otro de los aspectos dados a la crítica, prácticamente general en Fermoselle. "Hay pueblos pobres en Portugal, junto al arribanzo, con caminos que llegan al río y ves colos tractores y a la genteque trabaja almendrales y olivos. Aquí no hay ni un camino al río. ¿Cómo va a ir a trabajar sin camino de acceso? Como no venga alguien que se ponga a realizar caminos la agricultura de Fermoselle desaparece. Se cultiva allí donde va el vehículo" dice Ramos.

También la concentración parcelaria es otra cuestión que los agricultores sacan una y otra vez a colación. "Primero no se quería, luego se trabajó, se presentaron firmas, pero había 40 pueblos delante de nosotros. Con la concentración el que más pierde gana porque las parcelas son más grandes y los caminos están arreglados" expresa César Ramos.

Ante esta situación, en Fermoselle los almendreros con plantación se cuentan y son los únicos que laboran el campo. El resto recoge el fruto de árboles "sueltos" por uno y otro lado, con los que suelen cosechar "cuatro o cinco sacos". Los cuidados pasan por una poda y otros meras atenciones. Las almendran son empleadas por los restauradores fermosellanos para "ilustrar" los platos culinarios.