La cooperativa Agrinza, radicada en Villalpando, lleva 27 años siendo la casa de cientos de agricultores de la comarca. La sociedad cuenta con 250 socios que venden conjuntamente sus cereales cosechados, y casi mil clientes que con regularidad disfrutan de sus servicios y materiales para la agricultura. En mayo inauguraron en sus instalaciones una gasolinera que ofrece combustible a un precio muy asequible para sus socios y clientes, proyecto por el que han conseguido el galardón "Un diez para diez" a la iniciativa empresarial, que concede anualmente varias revistas editadas en Tierra de Campos. Luis Vidal Gutiérrez es el presidente de la entidad desde 2007.

-¿Dónde se encuentran sus clientes actualmente?

-Desde hace algunos años tenemos un único cliente, Cobadu. Tenemos un convenio de palabra entre ambas cooperativas y les vendemos todo el cereal a ellos, lo cual nos otorga una estabilidad y seguridad, y nos lo compran al precio del mercado, así que estamos encantados de la vida.

-¿Qué tipo de productos ofrecen a sus clientes?

-Selección de cereales, gasoil y ahora también gasolina, aceites, ropa de trabajo, líneas de teléfono. Proporcionamos todo lo relacionado con la agricultura, y si no lo tenemos lo procuramos tener.

-¿Cuáles han sido sus últimos proyectos?

-El de este año ha sido poner en marcha la gasolinera, el año anterior construimos la explanada junto a nuestras instalaciones y en 2013 la carretera de acceso.

-¿Cuál será el próximo?

-Ampliar las oficinas para abrir un supermercado en la planta baja, en el que podrán comprar todos los villalpandinos y vecinos de pueblos próximos.

-¿Cuál es la situación financiera de la cooperativa?

-Actualmente debemos cero euros gracias a que Caja Rural de Zamora nos permitió refinanciar las deudas que teníamos adquiridas con otras entidades. Es más, ya hemos pagado el 25% de todo lo que hemos invertido este año, y en el año natural pagaremos el 75% restante sin pedir ni un crédito.

-¿Cómo ha afectado la sequía de este año a la producción en Tierra de Campos?

-El año ha sido regular tirando a mal. La producción de trigo y de cebada se ha quedado en los 2.000 kilogramos por hectárea. Ahora se está cosechando ahora el girasol, acabo de preguntar y van a tener entre 650 y 700 kilogramos por hectárea. En junio y julio tanto calor estropeó la temporada de esta semilla.

-¿Cómo ha cambiado el oficio de la agricultura ahora que el cereal es un producto de especulación y las multinacionales y la bolsa imponen los precios a nivel global?

-Lo vivimos con una inquietud terrible, no sabemos ni por dónde nos van a venir los tiros. Igual que nos sorprendió que hace cuatro o cinco años se pagara el kilo de trigo a 42 o 43 pesetas el kilo (0,25 euros), no es normal que ahora valga 27 o 28 pesetas (0,16 euros). ¿Si el año es malo, si hay una sequía global, cómo puede no subir el precio? Dicen que lo controla la bolsa de Chicago, ¿qué puede hacer un pequeño agricultor contra eso?

-En este contexto, ¿qué ventajas tiene para un agricultor cooperativizarse?

-La principal es que te aseguras el cobro. Además, podemos almacenar el cereal y venderlo cuando decidimos. Por ejemplo, si hoy la cebada está a 170 pesetas, tengo la opción de esperar dos semanas y si sube el precio venderla a 175.

-Hablando del precio de los cereales, ¿qué reflexión le merece que para comprar un kilo de pan haya que vender 15 kilos de trigo?

-Un escándalo, volvemos a lo mismo, no lo entendemos. Igual que con el gasoil, yo recuerdo que valía en torno a 4 pesetas el litro, y el kilo de trigo a 4,50 pesetas (0,02 euros). Ahora tenemos el trigo a 29 pesetas (0,17 euros) y el gasoil a 166 (1 euro).

-¿Esto tiene solución?

-Pues los agricultores hoy estamos labrando del orden de 5 a 10 veces más de hectáreas cada uno que lo que labraban nuestros padres. Es la única solución que hay. No quiero entrar en temas más complejos, pero se habla mucho de fijar población en los pueblos, cuando la verdad es que gracias a que no se han quedado mis hermanos, ni los primos ni los amigos sobrevivimos los que nos hemos quedado, si no a ver de qué comíamos si tuviéramos que labrar todos. Aquí hay muchísimos labradores de 300 hectáreas, y normalmente no son propias, el 90% es arrendado.

-¿Cuál es debe de ser el papel de la Administración para remediar la situación?

-A mi me parece que deben de atender primero lo nuestro. Si tenemos hectáreas libres, hay que sembrarlas de cereal, si no tenemos leche suficiente para consumir tendremos que criar más vacas. Son tratos que se hacen a nivel internacional, pero nuestro Gobierno debería esforzarse ensacar la cara por los agricultores de aquí.

-¿Vive la sociedad de espaldas al campo, a la gente no le preocupan los problemas de los agricultores?

-No creo que sea cierto, en mi entorno siempre es un tema de preocupación. También es verdad que en mi ambiente todo el mundo tiene relación con el oficio, y sí están concienciados con el campo. No sé qué pensarán los que han nacido en la ciudad y no han visto una gallina en su vida. En cualquier caso, quizás no estamos muy organizados y no presionamos tanto como deberíamos para hacernos notar.

-¿Cómo se puede entonces concienciar a la opinión pública y a los políticos de la importancia del campo para la sociedad?

-Continuando con nuestro trabajo, sembrando y segando. Los políticos tienen que bajar tres o cuatro peldaños hasta los pueblos para empezar a enterarse de verdad de los problemas del campo.

-¿Qué fue de los proyectos para hacer regable toda la Tierra de Campos?

-Han caído en el olvido. Ni los políticos han llevado a cabo la iniciativa ni nosotros lo hemos reivindicado lo suficiente. En mi zona, que es de la provincia de Valladolid, nos hemos buscado la vida y cada uno riega con sus perforaciones, que es mucho más caro. Aquí, el 99% es secano. Hubiera sido un revulsivo para la comarca, en una explotación de 100 hectáreas, en las que 20 son de regadío, estas suponen el 20% de los ingresos de esa explotación, imagina si casi todo pudiera ser regadío.