Olas de calor, pedrisco e incendios forestales afectan este verano a las producciones agropecuarias, según fuentes de los productores que -aún sin poder cuantificar todavía los daños- recuerdan la importancia de los seguros y de prevenir de la erosión del suelo y los efectos del cambio climático.

La primera ola de calor de 2015 adelantaba en toda España el comienzo del verano al mes de mayo, con unas temperaturas -según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet)- de hasta 2,4 grados superiores a las habituales por esas fechas y hasta 1,4 y 2,5 grados en los meses de junio y julio, respectivamente.

Menos precipitaciones

La Aemet detalla que las precipitaciones se redujeron en mayo hasta un 50 %, mientras que en junio y julio se mantuvieron en niveles muy próximos a la media.

Esta circunstancia ha provocado una situación de estrés hídrico, de la que ni siquiera escapa el regadío, porque, si bien no hay restricciones al riego, el gasto en agua se ha disparado, han apuntado fuentes del sector agrario.

Las mismas fuentes han planteado que, ante una situación que parece más que un hecho puntual un indicio de los efectos del cambio climático, es importante la creación de seguros agrarios que eleven el nivel de protección hasta, al menos, el 80 %, así como invertir en tecnología y en el cuidado del suelo para prevenir la erosión.