Miles de kilos de aceituna cuelgan todavía de los olivos del Fenuyal, de Pinilla de Fermoselle. Un buen día, no tardando, el fruto caerá al suelo y pasará a pudrirse. "Es una pena", dice Ángeles Santos, que ayer apañaba aceitunas junto con su marido Luis Joaquín Piriz. Son los únicos vecinos que se resisten a perder la práctica totalidad de una cosecha de aceituna que, en gran parte, queda todos los años sin recoger por falta de acceso. Únicamente un serpenteante senderuco, que debe pisarse en fila india y que desciende hasta el olivar, situado en la vertiente baja del cañón del Duero, permite alcanzar el arbolado plantado hace medio siglo. "Son unos tres mil olivos", dispersos en un escenario típico de bancales. Este año en tal cuantía que "hay ramas que llegan al suelo", al decir de Piriz, a quien no le entra en la cabeza que Pinilla de Fermoselle no pueda aprovechar un recurso que, según sus palabras, "es la mejor riqueza del pueblo". Precisamente para sacar la aceituna ha comprado un burro. Es un animal firme "porque no todos los burros entran aquí", expresa. El matrimonio lleva la recogida de aceituna con tanta tranquilidad como paciencia. Tienden la red bajo el árbol, y con una corta vara o un simple rastrillo van castrando el olivo. Tres perros hacen la guardia.

Las cuadrillas de antes

"Antes daba gusto venir. Había cuadrillas y todo estaba lleno de gente", manifiesta Ángeles Santos. Pero es Luis Joaquín Piriz quien realmente critica que la población de Pinilla tenga que resignarse a perder una cosecha valiosa. "Al precio que está el aceite no deberíamos dejarlo perder. Si hubiera un camino, que pudiera entrar un vehículo, en cuatro días venía el personal y se recogía el fruto. Sin un burro no es posible y ya no hay animales. Así es que aquí queda. Todo el pueblo deberíamos hacer fuerza. Vino un ingeniero para mirar el camino y dijo que es cara la obra y ahora no hay dinero. Luego ya no es que no se pueda hacer, sino que es cuestión de dinero. Pero cuando vino deberíamos haber estado presente todo el pueblo para hacerle saber la realidad. Hay una pérdida grandísima todos los años".

Piriz reconoce que recoger la aceituna a estas alturas es un acierto porque está en toda su madurez. "El rendimiento alcanza el 17%, cuando hace unas fechas se queda en el 12%. Ahora es oro" afirma. Insiste en señalar que "el aceite puro de oliva es la de Pinilla". En su defensa de la calidad del producto señala que "el aceite de oliva es recomendado por los médicos". Pero va más allá y considera que "las personas mayores de los pueblos realizando tareas de campo ganan en salud y en entretenimiento. Cuando voy a Zamora vengo más cansado a casa que si estoy aquí todo el día". Hace una vida de campo puro. Varea, recoge las aceitunas y, cuando llega la hora de comer, enciende una lumbrica y asa un chorizo del que da cuenta con unos tragos de vino. "Prefiero estar aquí que en casa encerrado".

La alcaldesa pedánea, Margarita Pérez, persiste en reivindicar este acceso porque es una fuente de ingresos del pueblo. Manifiesta que desde la Administración se ha apuntado la posibilidad de dotar de un pequeño vehículo con cadenas, pero esta es una solución que no despierta mayores convencimientos.