Los supuestos estragos que su rebaño de 400 ovejas provocó en unas tierras sembradas podrían suponer a un pastor una multa de 2.700 euros, cantidad que se reclama desde el Ministerio Fiscal por un delito por daños. En el juicio, celebrado ayer en la sala de lo Penal de la capital, se valoraron a través de los distintos testimonios estos daños en varias fincas de la localidad alistana de San Blas.

En su defensa, el acusado indicó que en las fechas en las que ocurrieron los hechos que se juzgaban ayer, el mes de noviembre de 2012, era "muy poco probable" que las tierras estuvieran sembradas y achacó los brotes y hierbas que se veían en las fotografías de las pruebas realizadas por la Guardia Civil a rastrojos de la última cosecha. Lo que sí reconoció es que con su rebaño pasaba junto a estas fincas para llegar hasta su terreno por lo que alguna oveja podría haber saltado a las tierras del vecino denunciante, ya que la finca no se encuentra vallada.

Por su parte, el denunciante indicó que el pastor no disponía de ningún camino alternativo para llegar a su pradera sin que pasara por sus tierras, sobre las que aseguró que estaban sembradas, principalmente de centeno, con el objetivo de tener cosecha para dar de comer a su propia ganadería, lo que no pudo hacer tras este incidente.

Los testimonios de los guardias civiles que realizaron la inspección ocular en la zona explicaron que esas tierras estaban llenas de excrementos ovinos y reflejaban que por allí había pasado mucho ganado, al igual que el perito de la acusación, mientras que la de la defensa indicó que en las tierras, según las fotografías, no se apreciaba "labor previa a la siembra, sin restos de rastrojos".

Frente a la multa solicitada por el Ministerio Fiscal, el abogado de la defensa pidió para su patrocinado la libre absolución, aludiendo que no estaba claramente acreditado el daño en las fincas después de haber escuchado a todos los testigos.